Aguilar de Campóo. Esta madrugada he acompañado en bici a Carmelo, el protagonista en mi blog Carmelo corre y corre, al entrenamiento a su perra Sofi, labrador de 14 meses, que juega y aprende. Me sorprende su fuerza e instinto salvapersonas cuando se tira al pantano de cabeza y bucea y está muchos segundos bajo el agua y con la boca abierta intentando sacar un tronco que probablemente la triplica en peso aún sumergido.
Quería conocer la Cueva del Aguila. En seguida me he metido en ella, pero sin cámara y vestido de ciclista, sólo me ha motivado para volver pronto a ella. A 200 metros, unos jóvenes aún y camioneros aguilarenses preparan el campo de la ermita de San Cristóbal. Me "invitan" a la misa a las 13 h. allí y a la pequeña fiestecilla.
Paseo del Loco y Villaescusa de las Torres, donde me encuentro de nuevo y charlo de largo con un "figura" palentino de la escalada y mucho más. Ando apurado para llegar a casa y cambiarme rápido, coger la cámara y subir a misa... casi corriendo a pie.
La nueva ermita de San Cristobal es una obra modernista de 1999, triangular y mínima de tamaño (unos dos metros cuadrados), pero ubicada en un lugar estratrégico y alto, cerca del pantano. ¿Hubo alguna otra por allí en tiempos pasados? Lo cierto es que Aguilar ha festejado desde siempre a este santo. Paciano fue el alma de su organización durante algunas décadas. Y la fiesta era grande, muy grande. Pero a Paciano le cayó una desgracia muy dolorosa, además de los años que no perdonan. No pudo continuar. Pero me dicen que sigue asistiendo a ella y anima a los "chicos" organizadores.
Hoy la misa y la fiesta sigue. "Cuatro" amigos, profesionales del volante camionero han tomado el relevo. Han paseado sus camiones engalanados por la villa y los han subido para ser bendecidos por el Santo. Allí los tenían, bien formales y ordenados... y hasta silenciosos.
He compartido un pequeño rato con ellos, el suficiente para conocer cuatro datos y anécdotas y sacar una docena de fotos. ¡Gracias por continuar la tradición... y ojalá nunca muera!
- Y de la Cueva del Aguila... qué nos vas a contar, Per Bat?
- Otra de Aguilar, donde todos saben de la fiesta de San Cristobal, algo efímero que dura sólo unas décadas, y pocos de la Cueva del Aguila, que sigue ahí desde hace muchos miles de años, algo de siempre... aunque no sé si para siempre, dada la "carrera" depredatoria humana.
Está sólo a 200 metros de la ermita antes citada. Su boca principal de entrada (quizás la única) a tan sólo unos metros en un cerro con bancos de piedra como para descansar y ver la grandiosidad de Aguilar y de su pantano, amén de la montaña palentina al fondo.
No llevo más material que la cámara, en mi escapada de la "fiesta". Tampoco cuento con más documentación, porque los medios y su propia villa la ha ninguneado... una pena! Si las fotos os dicen algo, ahí van, sin más texto a su pie.
No os puedo invitar a visitarla, porque no soy quien... y ni siquiera es muy prudente hacerlo sin una preparación física y mental adecuada. Su gran hall de entrada es de unos 50 m2, en dos superficies casi planas separadas por un desnivel de poco más de medio metro, que está llena de "mierda" que dejamos los humanos. Su altura superior a cinco metros, con estalagtitas aún gigantes pero despuntadas, porque las pequeñas se las han llevado "para adornos y contar mentiras" ¡Ay... el humano, depredador de su madre naturaleza que le ha dado la vida y se la sigue manteniendo!
- Otra de Aguilar, donde todos saben de la fiesta de San Cristobal, algo efímero que dura sólo unas décadas, y pocos de la Cueva del Aguila, que sigue ahí desde hace muchos miles de años, algo de siempre... aunque no sé si para siempre, dada la "carrera" depredatoria humana.
Ahí está la entrada, en la roca en sombra,, con Aguilar y su castillo a 1 kilómetro |
Está sólo a 200 metros de la ermita antes citada. Su boca principal de entrada (quizás la única) a tan sólo unos metros en un cerro con bancos de piedra como para descansar y ver la grandiosidad de Aguilar y de su pantano, amén de la montaña palentina al fondo.
Pobre es la entrada, pero más desilusionante el cuidado interno |
No llevo más material que la cámara, en mi escapada de la "fiesta". Tampoco cuento con más documentación, porque los medios y su propia villa la ha ninguneado... una pena! Si las fotos os dicen algo, ahí van, sin más texto a su pie.
No os puedo invitar a visitarla, porque no soy quien... y ni siquiera es muy prudente hacerlo sin una preparación física y mental adecuada. Su gran hall de entrada es de unos 50 m2, en dos superficies casi planas separadas por un desnivel de poco más de medio metro, que está llena de "mierda" que dejamos los humanos. Su altura superior a cinco metros, con estalagtitas aún gigantes pero despuntadas, porque las pequeñas se las han llevado "para adornos y contar mentiras" ¡Ay... el humano, depredador de su madre naturaleza que le ha dado la vida y se la sigue manteniendo!
Enfrente de su boca, la oradación ya nos "avisa" de la posibilidad de algo cercano más "habitable" |
No hay comentarios:
Publicar un comentario