lunes, 14 de abril de 2014

PEÑA SESTIL (2065), CUETO MAÑIN (2122), COTOMAÑINOS (2144) Y CUCHILLON (2179) con nieve.

La última vez lo subí hace mucho más de una década con los esquís al hombro y descendí a Alto Campóo-Estación esquiando, con mi hijo Zigor de "monitor". Yo no sabía esquiar, sólo me mantenía en pie algo. Me dejé deslizar sin demasiadas caídas y no quedaron huellas de dolores ni hematomas. Entonces el Cuchillón tenía 2.222 metros.

Esta nueva mañana del "día de la República" se intuye excelente para atreverme a una travesía nueva para mí en su mayor andadura por la Sierra de Hijar. La niebla abajo es parte del "menú del día". Llego vehiculizado hasta Golobar (1650), lo que ya me eleva la moral de que podré hacer el objetivo (Cuchillón y regreso) en una mañanera, aunque tenga que comerle un bocado al principio de la tarde.

Barranco -ladera sur- de Golobar, entre 1600/1800 msnv
Las lluvias de la pasada semana, ayudadas por algunos vientos, han quitado gran parte de la inmensa nieve que había allá por el 28 de marzo, que nevó 10 cms. hasta en Aguilar (800) y que también me pilló más arriba el 21 de marzo en los Montes de León haciendo el Camino Olvidado.

Corono Peña Sestil (2065) a las 9,15 h. tras 45 minutos de subida verticalizada. Detrás el Valdecebollas (2143), ya viejo conocido y repetidamente hollado por mí.

Los "mojones" que grabaron a buril y fuerza los antepasados.

Camino la primera hora por la muga cantabro-palentina y busco los viejos mojones, esos que grabaron los antepasados a buril y fuerza, los que durarán muchos cientos de años, para limitar sus tierras.  El Cueto Mañin casi me confunde, porque ya me salgo de mi mundo montañero conocido. Todavía hay otro más alto detrás antes de avistar el objetivo final. Pero sí cumplo la previsión de llegar hacia las 11 h. al Cotomañinos.

A las 10,57 h. avisto así  a la pareja de los "gigantes" de esta sierra, Cuchillón y Tres Mares, desde  Cotomaniños.
Y me pregunto... por donde está la "puerta" para subir hasta el alargado corte del Cuchillón...
... y la puerta está cerrada con esta "muralla" de 3 m. de nieve en corte vertical y helado. Tengo que entrar por la la izquierda, trepando.
Aguanto casi bien sin los crampones, que hoy son más problema que solución porque la nieve está en distintas "versiones" y la puedo incluso ir "driblando" en mucho recorrido. La entrada final al cuchillo del Cuchillón es una puerta con más de tres metros de nieve dura y cortada a cuchillo, que tengo que salvar trepando por su izquierda.

En la cima (12,07 h.) con Alberto, que me ha visto hace unos minutos meterme en la trampa. La foto nos la saca Eduardo, el joven y campeón de Bérriz, que llega el tercero del día y detrás de mí con los esquís al hombro, como lo hiciera yo hace más de una decada. Le veo bajar esquiando, con mucha más juventud y estilo que lo mío de entonces.

En la cima me espera un montañero, el único que parece haber llegado hoy. Es Alberto (63), de Cervera, que me reconoce del pasado domingo 6, que subimos en grupo al Peña Abismo. Bajamos juntos al aparcamiento de la Estación Alto Campóo y me lleva en su coche por Salcedillo, en su ruta prevista de regreso, y me acerca los 6 kms. hasta Golobar. Nuestra veteranía ya conoce que la prudencia es necesaria más que nunca en el regreso, que los accidentes de montaña se producen más veces al bajar. ¡Así que cuidado con la euforia del "objetivo cumplido" al hacer cima! Y hoy el descenso está "chungo".

A las 12,21 h. retrato lo que me quedaba para volver por el mismo cordal, con el Valdecebollas (2144) como máxima cima al fondo.


"¿Y, si no coincides con él, cómo ibas a volver?", me preguntará el jueves mi hijo. "Andando por el mismo recorrido, pero más rápido, tres horas hasta Golobar y el coche".

También hay sitio para una foto de Eduardo y la bajada que hacemos a la Estación Alto Campóo, hoy triste y sóla, porque a los domingueros del consumismo no les toca.
A las 15 h. brindo con mi compañera en nuestro nuevo chozo aguilarense con un modesto rioja Alcorta cr.2008. "Que celebremos mis 77 juntos y tras haber subido a otra montaña", es mi brindis o "canto al cielo". "Largo me lo fiáis", me replicaría una pesimista, pero Dulce no es de esas.














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