jueves, 24 de julio de 2014

PEÑA LABRA (2029)

El 27 de agosto de 1995, al regreso de subir al Tesorero (Picos de Europa) la tarde anterior con mi hijo, dormimos en Piedras Luengas al raso y subimos sin haber cenado ni desayunado. La "pájara" tras la noche de cencerros cercanos y fría escarcha, me hizo sufrir un poco. Sin embargo, la prueba para mí, aún con un esguince problemático producido solo trece días antes jugando al tenis en la costa mediterránea, fue muy positiva. ¡Estaba preparado para intentar subir al Cervino! 

19 años después llega el día de repetir en solitario la ascensión al Peña Labra. A las 8,45 h., con solo dos prendas (no cuento zapatillas, calcetines ni la gorra) no he previsto la intensa niebla, que no he superado hasta un centenar de metros (en vertical) de la cima. El desvío a la derecha, las "escobas" y el ascenso final por una chimenea difícil me han costado dos horas de subida.

9,15 h.: las vacas, el abrevadero y la niebla. A ellas no les hace falta nunca la mochila y se orientan mejor que los montañeros en la niebla.

Las vistas, las fotos, el excelente día que me permite quitarme la única camiseta hasta la llegada de nuevo al coche a las 13,30 h. por supuesto han merecido la pena del esfuerzo, no diré de madrugar, que las 7,30 en verano ya me parece hasta tarde para levantarme.



Atacándolo desde Piedras Luengas, en el corte rocoso que dibuja el gran macizo de  Sierra Labra, hay dos entradas, ésta en casi chimenea  y algo más fácil la otra. Al subir, trepo por detrás y encima del rayo que se cuela y destrepo con cuidado en la otra al bajar. ¿Las flores?... porque los montañeros también disfrutamos de ellas a 2000  y más metros.


Entre el mar de nubes asoma el Peña Abismo. Y detrás a la izquierda el Curavacas (aún con nieve bien visible). La foto ya no muestra a los Picos de Europa al fondo, que mi vista sí los alcanza. El día está para fotos y disfrutar con la vista y con la imaginación. Saco muchas más para mi archivo, pero hay miles en el ciberespacio de este y desde este casi paradisíaco lugar.
Aún quedan montañeros que meten al buzón su "tarjeta". En esta hojita de blok, por detrás hay otros dos nombres de una pareja cántabra que subió el 17 de julio. En el lugar que coloco la piedra, anotaré la hora, fecha y  éste blog, por si alguno quiere verlo y enviarme un comentario.

Una vez más, y ya van muchas, no veo a ningún humano en la montaña. Lo más cercano a los montañeros, vacas, una banda de vacas con sus crías en el abrevadero a media montaña, donde al regreso yo también bebo un trago en similar estilo al de ellas. Y casi al final de mi andada de hoy, una solitaria con su ternero que acaba de parir y aún se tambalea y ella lo lamizca en su reciente puesta en pie, que me premia con el espectáculo de su primera defecación. Continúo mi marcha pensando en su buena alimentación a través de la madre a juzgar por la cantidad y estructura de sus heces. Nunca había visto a un ternero recién nacido cagar tanto, tan pronto y en tan largo chorizo.  No hay más aconteceres dignos de escribir en el regreso a comer a la hora esperada tras los 45 kilómetros de asfalto hasta el principio de la meseta palentina.  

No me resisto a sacar y publicar la vista desde el mirador de Piedras Luengas (1355) a las 13,32 h.


2 comentarios:

  1. Veterano, constante, valiente, deportista... gracias por mostrar en tu blog la grandeza de la naturaleza y de nuestra tierra palentina, tantas veces olvidada.
    PALENTINO LUIS

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    1. Cultura y Nobleza obligan. En los más pequeños y menos promocionados lugares, yo estoy encontrando las mayores grandezas y satisfacciones. Podemos y debemos aprender de todos y... darles las gracias!

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