AGUILAR: LA ESCRITURA CAROLINGIA

A veces, algunas veces, me salgo del guión del montañismo, objetivo claro de este blog. Pero es que entre monte y monte hay pueblos, artes, gentes, que también me cautivan.  Y las subo a internet como muestra de lo que también disfrutamos los mendizales. 

Aguilar de Campóo me parece un gran pueblo. Por y para muchas cosas. Ya me cautivó hace nada menos que 41 años, allá por 1973. Y he vuelto muchas, muchísimas veces, creo que casi todos los años, y hasta períodos vacacionales de semanas. Ahora he comprado una txabola aquí para estar más cerca de la Montaña Palentina y disfrutar más horas, días y semanas de sus gentes, artes, naturaleza y montaña.

Quique es el encargado de la Biblioteca, un centro cultural que me parece de lo mejor de España, en su proporción, presupuesto, aprovechamiento, actividades..., de las muchas que conozco por mis viajes de aventura peregrina y otros. ¡La lleva bien!

Ya en otra ocasión me habló de los "Becerros de Valpuesta" hallados recientemente en la frontera con la actual Euskadi, como posible primer origen de la lengua castellana. Ayer me dice que a las 18 h. hay una clase de Escritura Carolingia. Me apunta y acudimos ocho "artesanos/as" aficionados.

Mariatri viene desde Cirueña (Valladolid), esa "aldea del arte" donde se han juntado a vivir y trabajar un montón de  ilusionados por el arte. Y nos da una clase de Escritura Carolingia, esa que precedió a la gótica y a la escritura en román paladino.

María Trigueros me parece una excelente profesora y persona. La supongo muy experta en su campo de Artesana Calígrafa.

En la mesa de alumnas/os, dos señoras y otros dos señores que pasan de los cincuenta. Enfrente dos catorceañeras un poco revoltosas, como deben de ser. Y a mi derecha Sara (9 años), formal, estudiosa y cariñosa, con quien comparto tintero de tinta negra hecha con nogalina en polvo. A menudo me toca suavemente mi brazo derecho para enseñarme su trabajo o algún borrón que es muy difícil evitar. Creo que soy por edad el abuelo de la mesa, aunque trato de que no se note.

Consigo que no se me caiga ningún borrón, arto difícil en el primer trabajo y con pluma nueva.  Han quedado sin borrar las líneas-guías a lapicero.