Pueblo del Municipio de Ayala,
reconvertido estas últimas décadas en lugar residencial o dormitorio de nuevos pequeños
“ricos”, al menos en algunas de sus externas apariencias. A 254 m., con 4,45 km2 y 160 habitantes, se asienta junto
al río del mismo nombre en el primer subvalle ayalés más cercano a la salida
del sol. Con el Babio y el Asnos al lado, como montes menores. Con la Sierra Sálbada asomando al sur y mostrando su espléndida
“quilla” del Ungino (1071). Su documentación es tardía (s.XVI), aunque esté
situada bajo la población fortificada de la Edad de Hierro del Babio, en cuya
cima hoy comparte muga con Olabezar.
Aretxabala. Caserío restaurado |
Aretxabala: Caserío sin restaurar |
Me paro a la entrada, tras el crucero
de Los Olmos, otra muga, esta vez de asfalto que ha dejado varios muertos en la
carretera desde que se hiciera la Vitoria-Balmaseda, según algunos la más vieja
de las carreteras modernas de la actual Euskadi. Aquí Izoria se toca, sin
besarse, con Olabezar y Murga. Y cuando acabo de retratar al primer viejo pero
acertadamente renovado caserío Arechabala, me aborda una mujer andante que baja
del barrio de la iglesia tras su paseo matinal.
Pilar Obaldia, “de aquí desde hace más de mil años”, según me lo afirma
orgullosa, 59 años, es un baúl de inquietudes y búsqueda de análisis. Coincidimos
en mucho y hasta filosofamos largo rato, pero me queda demasiado por descubrir en su
pueblo en esta fría mañana de invierno.
Los lingüistas no ven claro su
significado en origen, pero es fácil relacionarlo con itzalde. Sus barrios habitados, de norte a sur, son Aretxabala,
Erripa, Ulibarri, Ibarra, Aspuru y Larrabe. En Ripa o Erripa, está la iglesia
de San Julián y el “casco urbano” actual del centro, invadido por las nuevas
edificaciones, que muchos llaman chalés. Pero
aún algunos baserris mantienen
casi todo su estilo y encanto del pasado. Hoy destaco sobremanera el de
Basaldua. Unos 300 años y la fachada sin apenas reformar, pero con enorme vida
que me llama desde lejos. Hasta Olentzero
resquila por su viejo balcón de madera. José Mari Obaldia (59) me reconoce.
Su padre Eugenio (86) conoció al mío y me empieza a contar “aventuras”. Hoy
están afaenados en la matanza del cerdo. El matarife no para de cortar la carne
y las mujeres trabajan mientras José Mari me atiende y está en todo. “Tienes
que volver otro día”, veo que lo siente por no poder atenderme mejor. “¡Qué
va! Sólo esta pila de coches me estorban para una buena foto de la fachada”. Y
me los quiere quitar, con el currelo que tiene… Me voy, prometiéndole volver.
Erripa: Junto a los modernos chalés, y casi entre ellos. quedan caserios originales y restaurados |
Caserío Basaldua: Están terminando con la matanza del cerdo ¡De esto ya queda poco! |
Erripa: Es el barrio central, geográficamente, y principal, con la parroquia de San Julián en el centro.... |
Camino a pie río arriba por la
carreterilla de Ibarra. Dos viejos caseríos casi juntos, hoy propiedad de
Mercedes Menoyo (66) me maravillan varios minutos. Sus pinturas en el de la derecha, aún utilizado como
vivienda, y su estilo en el otro, ahora la cabaña del primero, no pueden pasar desapercibidos para los que somos
“forofos” de las antigüedades. “Su
origen puede datar de hacia 1700” me dice el hijo. Después me cruzo con Iñaki
Gutierrez (16), el joven que dice conocer bien el pueblo por sus paseos a pie
frecuentes por todos sus barrios. “Mi mayor enhorabuena por encontrarme con un
chaval que recorre su pueblo a pie y además veo que disfrutas haciéndolo”. Echando algunas cuentas, consensuamos que en
el pueblo puede haber 40 chalés, 20 caseríos restaurados y otros 10 en su
estado casi más original. No se me puede olvidar citar a Eloisa (86) “aunque
todos me llaman Elisa… y me apellido Menoyo Echaurren”. Llega a su casa tan
guapa y preparada como si llegara de la misa de los domingos grandes.
... y caserios, que con esta portada ya nos hablan de varios cientos de añosy que fueron "torres". |
Sigo río arriba, veo vacuno de
carne bien cebado, llego a la txabola, hoy solitaria, que puede ser de mi viejo conocido Txemi. Y
en el regreso, las 400 ovejas de Aitziber, de Maroño (28) Contundente, precisa
y clara en sus afirmaciones. No he visto a una joven de aldea tan convencida de
su trabajo y de su soltería. Pastora “y no lo cambio por nada”, “soltera y tengo una hija”, a ésta no la corta cualquiera… “señor,
disculpe pero las ovejas me están esperando” Joder, Per Bat, qué torpe eres. ¿No oyes a dos
palmos de tu culo, detrás de esa barrera, que la están llamando?
Y termino mi charla mañanera con
otro indígena del lugar. Fermín Beraza (65) es todavía para toda Ayala “el
cartero de Izoria”. Treinta y cinco años
me dice que estuvo en ello, que es de la quinta del 48 (y yo también) y
recuerda que ya hemos hablado antes… “aunque ya hace años”. Siento que me ha sido insuficiente esta
mañana para un reportaje más merecido de Izoria, por donde ya pasé a pie por
primera vez a mis siete años, y después muchas veces más, andando y vehiculizado, con dos y cuatro ruedas. Parte de las ovejas de Izaskun y el monte Babio |
El río me parece su mayor belleza natural |
Y estos vacunos también curiosean mi presencia |
Fermin Beraza "El Cartero de Izoria" junto a su río, también el Izoria. |
La hoy cabaña (arriba) y el caserío "de las pinturas", al lado de río, constituyen una pareja privilegiada, quizás mucho más por no haber sido restauradas, nos pueden llevar hasta el año 1700. |
Como en las anteriores entradas de los otros pueblos sigues bordando tu pluma a la hora de escudriñar las entrañas del alma de los pueblos. En este caso, bien dices que te faltó tiempo para ahondar más en dicha alma y que posiblemente lo harás en próxima ocasión.
ResponderEliminarSólo quiero hacerte una aclaración respecto al apartado Arechabala. Ambos caseríos se encuentran en el barrio Arechabala pero sólo el caserío que identificas "sin restaurar" es el auténtico caserío Arechabala que da nombre a todo el barrio. Precisamente, natural de este caserío es Benita Arechabala Yarritu, abuela materna mía. En la actualidad el caserío es propiedad de una nieta paterna.
Respecto al caserío de las pinturas de transcribo lo que dejé escrito en mi blog: "el ayalés de Izoria Juan de Armona, maestro en el arte de pintar, en especial del punteo, que vivió en el siglo XVI, dejando obra (además de en muchos templos) en el frontispicio de su casa natal, en la ermita de Ntra. Sra. de Eskolunbe en Catadiano (Kuartando) donde se puede observar su característica firma y en el retablo fingido (pintado en pared) descubierto recientemente en la iglesia del pueblo de Bachicabo en el Valle de Gobía al bajar el retablo de madera del altar (que lo tapaba) para una intervención de restauración".
Y nada más. A seguir con ese ánimo que te tienes y aquí me tienes como el más fiel seguidor de tu blog.
El segundo y tercer párrafo completan el alma y la verdad de los pueblos. El primero y el cuarto me halagan. Gracias por todos. La sensibilidad y/o datos de los historiadores deben sumarse y/o corregirse para dejar escrita una mejor "herencia". ¡Seguiremos los dos con Ayala!
EliminarAhora me voy a otra aventura invernal, que contaré en Peregrino Bat.