lunes, 4 de junio de 2012

SIERRA DE IRTA (II) 45 Kms. (4.06.12)

La ruta de los castillos.

Ayer madrugué para hacerla con más tiempo, pero las tormentas y un cielo gris plomizo que amenazaban más agua y que la disparó a las 8 de la mañana, me dejaron sin monte ni aventura.
Una bicicleta robusta y antidiluviana me ha subido al punto de salida

Hoy sí. Casi un kilómetro antes de la ermita de San Antonio es el punto donde  inicio mi kilometrada a pie, con la idea de llegar hasta el Castillo de Chivert y regresar en la mañana. Sólo veré a dos veteranos maños que ya bajan de San Antonio en su habitual caminata madrugadora y repetitiva.

Fontnova se comió un buen bocado a la Sierra

Dejo abajo a a Fontnova durmiendo. Qué grandes proyectos se quedaron a medias. Sin playa, sin puerto deportivo, sin campos de golf,  pero han seguido edificando para robarle a la montaña. 
Hay que tener controlados estos antiguos refugios, por si llueve.

El acceso al Castillo de Pulpis por arriba está en el collado a 445 m. Hay que andar en pronunciado descenso 800 m. para explorarlo y disfrutarlo. Desde Santa Magdalena otra senda te sitúa en sus 345 m. de altura en una hora a ritmo medio.
s.XI. Castillo secundario, dependiente del de Chivert

Desde el cordal de entorno a los 400 m. así se ve Pulpis

De San Antonio a este castillo  hay 4,6 kms., otros 2 a la Mallada de la Rabosa, para la que hay que ascender fuerte y bajar idem a sus 353 m. Hubo gran riqueza ganadera por estas alturas. Lo confirman las grandes ruinas de la majada. Se ha vuelto a intentar con una pista bien cimentada en parte y depósito grande de agua para los abrevaderos. Yo, en mi tercera incursión por la zona, sigo sin ver ganado ni pastores, montañeros ni turistas.

Desde aquí a las 11,30 h. he avistado el castillo de Chivert e iniciado el regreso

Desde la Rabosa el camino se hace senda y bastante incómoda en subeibajas, estrecha e invadida por los matorrales pinchantes y piedras puntiagudas. Quedarán otros 10/12 kms. al castillo principal de Chivert. En otra ocasión, me dejaron allí a esta hora y tardé unas siete a buen ritmo hasta Peñismar, mi escondite veraniego del Mediterráneo.

El reloj hoy no me daba para más en la mañana. Al castillo, en el punto más alto junto a mi brazo según la foto, me quedaba más de una hora y cinco kms. Luego las fotos y a volver, que a mediodía ya caliente bien. Así que he escogido la prudencia, para llegar al punto de la bici casi esprintando a las dos en punto y a casa a y media.

Veinte kms. de bicicleta y el resto a patita, con sólo la cámara, una naranja y medio litro de agua, hoy verdaderamente imprescindibles  hasta para el más asceta y sufridor de los correcaminos sin agua ni alimentos.


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