miércoles, 26 de noviembre de 2014

PICO LEZNA (2208) desde el pueblo de LORES (1214)

Cada estancia en las tierras palentinas procuro subir a sus alturas montañeras y ahondar un poco más en el conocimiento de sus gentes y sus pueblos. Y lo de hoy, tanto la montaña hollada como el pueblo visitado son nuevos en mis viajes.



Las 8,30 h. son una buena hora para apagar el motor del coche en la plaza del  bonito pueblo de Lores. Amanece con nieblas, que en los 46 kms. recorridos no me auguran el mejor día, y mucho menos para dedicarlo a una zona montañera poco marcada, una montaña muy solitaria y un acercamiento largo.
Ermita de San Roque, en el núcleo urbano y parte alta de Lores, que ahora hace de parroquia.
No me convence el inicio y salida por la parte alta y oeste, porque abajo no hay nadie para preguntar. Busco humo para retroceder y preguntar. Los albañiles acaban de empezar a trabajar en el raseo de una fachada. Jose Manuel Cosío, el ganadero, va a trabajar a su granja. Me confirma que iba bien y me indica varios detalles del largo recorrido que me espera. Le sorprende mi valentía por el día que viene y el desconocimiento del terreno y... "¡que está muy lejos y con niebla  igual cerrada. La semana pasada una pareja joven no lo consiguió y lo pasó mal!".  Salgo otra vez a las 9 h.


La primera hora y media se va ganando altura por el barranco de Gerino. Los colores del otoño son extraordinarios...
Al de hora y media se llega a una inmensa pradera (Collado Tañuga 1706 m.),  donde,según me dicen después, en primavera y verano es un vergel inmenso de animales. De entrada tres rebecos/venados huyen de mi presencia. Luego, en tres ocasiones más, cuento hasta 23 a los que asusta mi presencia en la  hoy solitaria montaña.

Aquí se entra en Collado Tañuga, donde Lores ya pierde su terreno. En la vista hacia el Este, que no hay que seguir,  retrato a dos rebecos en su huida de mi presencia.

Subiendo algo más a la derecha de la línea verde y bajando por la roja (ambas a ojo y sin plano), invierto 8h.30m. con una hora en la cima y paradas para fotos, orientarme y atravesar un río cerca de Coto Redondo.

Esa mancha blanca en medio de la pradera, sorpresivamente es... una caravana, que la veré mejor al bajar. Para mí, es la sorpresa (negativa) de la jornada.

El desvío exagerado a la derecha y las dudas de cual será la cima (la niebla y otras cimas menores me la ocultan) me obligan a zigzagueos y suelo muy hostil (barrizales, pedreras, escobas...). Sólo cuando, ya en la cima (13,15 h.) abró el buzón y leo la placa de 1978, una ráfaga de satisfacción inunda mi cerebro.

Piso la primera nieve de esta temporada a las 12,27 h. sin saber  aún qué cima voy a hollar 48 minutos después.


13,15 h. "una ráfaga de satisfacción"
  
Al lado, ya con el manto invernal, los "tres grandes" de la Montaña Palentina, Curavacas, Espigüete y Peña Prieta, viejos conocidos de este humilde montañero.

  
La soledad de esta cima y la morrena calva por su ladera N. (en dias claros´) la hace fácil para orientarse y para ascenderla.

Caballos, rebecos y perdices pardes, los animales que veo a partir de 1700m.


Sin comentarios


Me ha costado muchos minutos encontrar el mejor paso y decidirme a saltar este río. Lo he considerado el mayor riesgo puntual en la jornada  montañera.



Como agradecimiento a Carmelo, con quien aún charlo más de 20 minutos al llegar al anochecer a Lores, por enviarme varias de sus fotos preferidas de "su pueblo", ahí va ésta estampa invernal, tan habitual para ellos a 1212 m. "A mí el Lores y la subida al Lezna que más me gusta es en primavera, por la claridad y la cantidad de vida que se aprecia".







He salido de casa una hora antes de amanecer y llego una después de anochecer. Otra vez más, el teléfono móvil, sin cobertura en esas montañas, no me ha respondido para informar a mi compañera.


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