martes, 4 de marzo de 2014

NO FORZAR DEMASIADO LA MAQUINA

A un deportista humilde, sufridor, constante y ambicioso, la suma de estas "virtudes" con la incambiable de la edad, no debidamente bien controladas, puede proporcionarle sustos y desenlaces muy serios.  Hoy me parece conveniente contarlo en mi caso personal. Porque hay cosas, que no por sobreentendidas, debemos dejar de dedicarles un pequeño tiempo y espacio.

El corazón humano. Una detenida ecografía de mis órganos internos vitales ha mostrado  su buen estado. La empatía y profesionalidad de la pareja de médicos "del pueblo" que me ha mirado y tratado, me ha parecido excelente.
En la antesala de los 66 años, aparte de síntomas aislados por excesos puntuales, otros más continuados en el último año, cantados en la hipertensión y la función renal, me han hecho atender  y obedecer  más los consejos de mi médico de cabecera Carmelo. Y esto ya no debe ser puntual sino continuado.  Reducir al máximo la ingesta de alcohol, mejorar/diversificar más la alimentación  rebajando grasas y carnes y aumentando pescados y verduras; y sobre todo beber más agua y como norma antes de tener sed.

Que la mente es muy importante, que el entrenamiento físico y control del peso y músculos también lo son, no quita para que ya con mi edad estoy muy obligado a un esfuerzo alimentario más adecuado (siempre he sabido que era mi asignatura pendiente, pero la he ido dejando). ¡Y que  ciertos récords ya no me convienen! Ahora me "tocan" otros, no menos difíciles y con toda seguridad más saludables. Me lo prometo a mí mismo, que yo soy mi mejor amigo. ¡Y eso es fuerza mental!
  

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