Y hoy... del mar a la montaña. Ayer no pude resistirme a la oferta de mi amigo montañero de Benicarló José Manuel Maura. El lugar (comarca Els Ports-Villabona), la historia (visitar la última Masía en que trabajó La Pastora) y la compañía (otros seis montañeros benicarlandos), ha sido un triple chollo.
Aquellas historias de Los Maquis de la postguerra civil española, son también parte de la Historia, aunque sea difícil escucharlas (como hoy lo he conseguido) de una fuente estudiosa, objetiva y bastante cercana a ellos.
Masía de Les Moles. En nuestra pequeña caminata de 8 a 11,30 h, 15 kms. aprox. llegamos, visitamos y almorzamos en esta masía, tan abandonada hace ya décadas como casi todas las de 100 kms. a la redonda.
La Pastora nació hombre con limitaciones sexuales, su madre la "hizo" mujer, como simuló serlo varias décadas, y se hizo maqui. Tras la desaparición de éstos, de mayor se presentó de nuevo como hombre. Condenado a muerte por un homicidio no realizado, cambiado por cadena perpetua, murió en 2004 a los 87 años, recogido y casi camuflado por su propio carcelero. Es una historia muy diferente, si sólo se cuenta así. Pero hay más...
En lo montañero, la comarca es espectacular. Se respira historia, no sólo de décadas de la España rural y tercermundista, sino de millones de años en su geología. Volveré. Pena que en el río Servol no hayamos visto correr el agua. Y que en Vallibona sólo duerman en invierno 40 personas. Alegría porque han restaurado el pueblo y casi todas sus casas, mantenido el ayuntamiento y en verano duermen unos 500 que tienen aquí sus raíces.
Comarca rocosa de millones de años. En la vertical se nos muestran los desprendimientos de los últimos siglos/milenios... que nos deja el color rojizo de la roca arenisca. |
Y en el abrevadero junto al pozo, un puchero de hierro con baño de porcelana, propio de los años sesenta del pasado siglo. |
Con sólo once años tuvo que empezar a trabajar de pastora al morir su padre, sola por los montes de Vallibona y El Turmell, sin contacto humano y sin apenas haber pasado por la escuela.
Ya en la adolescencia, La Pastora, como ya se la conocía, desarrolló un físico vigoroso y unos rasgos masculinos por los que los vecinos la ridiculizaban y agredían, ante lo que se acostumbró a usar la violencia y la dureza para hacerse respetar y defenderse.
Parece que el cambio radical en su vida se debió a un encuentro con un grupo de guardias civiles una tarde del invierno de 1947, cuando estaba con el rebaño en el monte. La obligaron a desnudarse y la sometieron a ultrajes. Aterrorizada y humillada huyó hasta encontrar refugio en el poblado de Refalgarí con los maquis de la Agrupación de Guerrilleros de Levante y Aragón (AGLA), resistentes del bando republicano que decidieron no rendirse y seguir luchando en las montañas.
Los maquis la aceptaron y la ayudaron a convertirse en el hombre que de verdad era; cambió su nombre por el de Florencio y su apodo por el de Durruti, si bien popularmente lo seguían conociendo como La Pastora. Aprendió a leer y escribir durante los veinte meses que estuvo con ellos guiándolos por un territorio agreste que conocía a la perfección. No tenía formación cultural ni política, pero había presenciado muchas atrocidades contra los masoveros que ayudaban a los maquis.
Ya en la adolescencia, La Pastora, como ya se la conocía, desarrolló un físico vigoroso y unos rasgos masculinos por los que los vecinos la ridiculizaban y agredían, ante lo que se acostumbró a usar la violencia y la dureza para hacerse respetar y defenderse.
Parece que el cambio radical en su vida se debió a un encuentro con un grupo de guardias civiles una tarde del invierno de 1947, cuando estaba con el rebaño en el monte. La obligaron a desnudarse y la sometieron a ultrajes. Aterrorizada y humillada huyó hasta encontrar refugio en el poblado de Refalgarí con los maquis de la Agrupación de Guerrilleros de Levante y Aragón (AGLA), resistentes del bando republicano que decidieron no rendirse y seguir luchando en las montañas.
Los maquis la aceptaron y la ayudaron a convertirse en el hombre que de verdad era; cambió su nombre por el de Florencio y su apodo por el de Durruti, si bien popularmente lo seguían conociendo como La Pastora. Aprendió a leer y escribir durante los veinte meses que estuvo con ellos guiándolos por un territorio agreste que conocía a la perfección. No tenía formación cultural ni política, pero había presenciado muchas atrocidades contra los masoveros que ayudaban a los maquis.
Florencio Pla Messeguer en 1960
La guardia civil cercaba a los guerrilleros y La Pastora y su camarada Francisco prefirieron desertar, escondiéndose en los montes y cometiendo emboscadas, robos y secuestros por su cuenta que dieron comienzo a un mito que fue creciendo cuando, tras la muerte del compañero La Pastora sobrevivió en completa soledad en una cueva.
Durante todos esos años fue la pesadilla de la guardia civil que lo apodó el terror del Caro, por las muertes que se le atribuían, o el Lobo del Maestrazgo por su capacidad de sobrevivir al hambre, al frío y al asedio policial.
Finalmente huyó a Andorra, donde trabajó de pastor y se dedicó al contrabando hasta que fue delatado por otro contrabandista y detenido por la policía andorrana en 1960. Tras entregarlo a la justicia española se le sometió a dos juicios por atribuírsele las muertes de 21 guardias civiles, siete alcaldes y un ermitaño y fue condenado a 30 años de prisión.
A pesar de que ya su apariencia era de hombre, pasó primero por cárceles de mujeres, por su inscripción como tal en el Registro Civil. Tras un examen por los forenses militares, se demostró que sufría un pseudohermafroditismo masculino y fue trasladado a una prisión de hombres.
Calificado por la prensa franquista como “una repelente mujer, lésbica y sanguinaria, con instintos de hiena”, parece que la Pastora nunca mató a nadie (de hecho, ni siquiera era mujer) pero aquella siniestra versión oficial tuvo tanta repercusión que no hay en Els Ports otra historia de maquis que despierte tanta controversia como la de este guerrillero.
Florencio Pla salió en libertad en 1987, logrando su inscripción como hombre en el Registro, y murió en 2004, a los 87 años, sin imaginar lo mucho que se hablaría y se escribiría de La Pastora cuando ya hubiera muerto.
Vista de Vallibona. Autor, Wolfgang Appel
NOTA.- Los datos y comentarios que me ha aportado Juan en las tres horas y media andando coinciden en esencia con este artículo. Es más, ha entrado en detalles que me parece más prudente no contar, por razones de opinión, sólo contables en voz baja... fáciles de suponer.
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