El 27 de agosto de 1995, al regreso de subir al Tesorero (Picos de Europa) la tarde anterior con mi hijo, dormimos en Piedras Luengas al raso y subimos sin haber cenado ni desayunado. La "pájara" tras la noche de cencerros cercanos y fría escarcha, me hizo sufrir un poco. Sin embargo, la prueba para mí, aún con un esguince problemático producido solo trece días antes jugando al tenis en la costa mediterránea, fue muy positiva. ¡Estaba preparado para intentar subir al Cervino!
19 años después llega el día de repetir en solitario la ascensión al Peña Labra. A las 8,45 h., con solo dos prendas (no cuento zapatillas, calcetines ni la gorra) no he previsto la intensa niebla, que no he superado hasta un centenar de metros (en vertical) de la cima. El desvío a la derecha, las "escobas" y el ascenso final por una chimenea difícil me han costado dos horas de subida.
9,15 h.: las vacas, el abrevadero y la niebla. A ellas no les hace falta nunca la mochila y se orientan mejor que los montañeros en la niebla. |
Las vistas, las fotos, el excelente día que me permite quitarme la única camiseta hasta la llegada de nuevo al coche a las 13,30 h. por supuesto han merecido la pena del esfuerzo, no diré de madrugar, que las 7,30 en verano ya me parece hasta tarde para levantarme.
Una vez más, y ya van muchas, no veo a ningún humano en la montaña. Lo más cercano a los montañeros, vacas, una banda de vacas con sus crías en el abrevadero a media montaña, donde al regreso yo también bebo un trago en similar estilo al de ellas. Y casi al final de mi andada de hoy, una solitaria con su ternero que acaba de parir y aún se tambalea y ella lo lamizca en su reciente puesta en pie, que me premia con el espectáculo de su primera defecación. Continúo mi marcha pensando en su buena alimentación a través de la madre a juzgar por la cantidad y estructura de sus heces. Nunca había visto a un ternero recién nacido cagar tanto, tan pronto y en tan largo chorizo. No hay más aconteceres dignos de escribir en el regreso a comer a la hora esperada tras los 45 kilómetros de asfalto hasta el principio de la meseta palentina.
Veterano, constante, valiente, deportista... gracias por mostrar en tu blog la grandeza de la naturaleza y de nuestra tierra palentina, tantas veces olvidada.
ResponderEliminarPALENTINO LUIS
Cultura y Nobleza obligan. En los más pequeños y menos promocionados lugares, yo estoy encontrando las mayores grandezas y satisfacciones. Podemos y debemos aprender de todos y... darles las gracias!
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